Cerro Guido, un arca de descubrimientos para la paleontología austral
Ubicado en la provincia de Última Esperanza y a más de 1.200 m de altura, este hermoso paisaje natural ha conservado por millones de años restos de las especies que allí vivieron y que hoy vuelven a ver la luz
Huellas de fauna y flora En la actualidad, cerro Guido se posiciona como uno de los principales yacimientos fósiles de la Era de los Dinosaurios en el país, gracias a investigaciones apoyadas por el INACH en la zona, las que han causado la atención mundial gracias a hallazgos como el de restos de hadrosaurios, conocidos como dinosaurio pico de pato, en 2013; un titanosaurio el año 2015, el que sería el más grande del país hasta el momento y, más recientemente, ankilosaurios que acercan más la historia natural de estos animales a la Antártica. A su vez, otros grupos han encontrado restos de flora fósil, lo que permite determinar que en ese período el sector se encontraba en la cercanía de importantes cuerpos de agua. Esta diversidad fósil representa una pieza fundamental en la construcción del paisaje biológico de Chile y de la determinante interacción con la Antártica a través de puentes biogeográficos.
Geología de un mundo perdido
Junto a los primeros dinosaurios de Magallanes, se hallaron abundantes vestigios de una enigmática flora que evoca a la “Antártica verde”, esa que estuvo conectada con Patagonia occidental a finales de la Era de los Dinosaurios, en un período geológico conocido como Cretácico. A los dinosaurios se sumaron una tortuga de agua dulce del género Yaminuechelys, siendo el registro más austral de este linaje extinto de tortugas. Después vino Magallanodon baikashkenke, que con 74 Ma (millones de años) es el mamífero fósil más antiguo de Chile, y meses después nació para la ciencia Orretherium tzen, el segundo mamífero fósil chileno de la Era de los Dinosaurios, también, al igual que Magallanodón, perteneciente a viejos linajes extintos. CERRO GUIDO N Cerro Toro Lago Sarmiento de Gamboa Otro capítulo está representado por la flora fósil, en la forma de improntas foliares, flores, maderas fósiles, granos de polen y esporas, que están, literalmente, cambiando los libros de la historia natural de Sudamérica y Antártica, revelando los primeros pasos de los reyes del bosque chileno, pero también de los ancestros de las remotas floras de Australia, Nueva Caledonia y Nueva Zelandia, en un giro inesperado de los modelos de dispersión de la biota austral. El valle del río de Las Chinas posee el único registro documentado para Chile del límite K/Pg, que marca el fin de la Era de los Dinosaurios, con una catástrofe global desencadenada por el impacto de un meteorito en la península de Yucatán.
«Se sabe muy poco del tiempo del fin de la Era de los Dinosaurios en la región polar sur del mundo; es realmente un área gris, y se sospecha que muchas partes de la evolución de la vida transcurrieron acá. Esa es la hipótesis que estamos confirmando, las cosas que estamos descubriendo son realmente insólitas».
Dr. Alexander Vargas, paleontólogo de la Universidad de Chile
Mamíferos de la Patagonia prehistórica
Orretherium tzen Descrito y publicado en 2021, este mamífero meriodioléstido pertenece a la familia Mesungulatidae (mesungulátidos) y habitó en la Patagonia durante el Cretácico superior hace 74 a 72 millones de años. Su nombre proviene de Orre, que significa «dientes» en dialecto aónikenk, y therium, que significa «bestia» en griego, una terminación empleada con frecuencia en géneros de mamíferos. Por su parte, tzen significa «cinco» en aónikenk, por los dientes que fueron hallados de su mandíbula.
5 dientes bastaron para identificar a Orretherium tzen.
El hallazgo de nuevos fósiles en la zona del cerro Guido ha permitido crear una imagen más completa del ecosistema antártico durante el Cretácico superior, último período del Mesozoico.
Magallanodon baikashkenke
De similares características a un coipo, este fue el primer mamífero descubierto del mesozoico chileno, correspondiente al grupo de los gondwanaterios, y vivió hace 71 a 74 millones de años.
Su nombre proviene de Magallanes y la Antártica Chilena, además de odontos, del griego «diente», junto a bai y kashkenke, que significan «abuelo» y «valle», respectivamente, en lengua aónikenk. Este nombre se entendería como «valle de los abuelos», en alusión a lo que hoy se conoce como valle del río de Las Chinas, y apunta a que este sector contiene los ancestros de muchos linajes de plantas y animales, algunos extintos y otros ancestros de organismos que conquistaron distantes rincones del megacontinente Gondwana.
Los dientes encontrados son grandes, relativamente alargados y apenas presentan desgaste. Se estima que sus incisivos y dientes masticadores evolucionaron tipo roedor, aunque el Magallanodón no es un roedor. A través de su registro dental se pudo conocer que es herbívoro y que se alimentaba de diferentes plantas.
La lengua aónikenk es la rama más austral del grupo lingüístico y cultural tehuelche, un pueblo originario que ocupaba extensos territorios entre el río Santa Cruz y el estrecho de Magallanes.
INACH
Enciclopedia visual de la Antártica
Revista BIOMA
2023