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PARQUE NACIONAL BOSQUE FRAY JORGE

Viajando por la carretera 5 norte a la altura de la provincia del Limarí, los paisajes son una mixtura de grandes llanos de suaves colinas en el horizonte que quedan flanqueadas por los macizos andinos y tramos de la cordillera de la costa, en ese panorama se puede ver a la distancia como el comportamiento de la vaguada costera es evidente, ya que se monta en las cimas de los cerros como si fuese atrapada y encarcelada con paredes invisibles.

La mirada apunta entonces a nuestro destino, el Parque Nacional Bosque Fray Jorge, un hábitat relicto que data de tiempos muy remotos, donde la biodiversidad y su aspecto era muy, pero muy distinta a la actual. Hoy el camino es de tierra y es visible caseríos y un pequeño poblado, curvas y ondulaciones en el camino que nos suben y bajan como si fuesen marejadas en un mar poco calmo.

El parque se creo el 14 de abril de 1941, donde en 8.863 hectáreas se protegieron no sólo la flora y fauna de este hábitat, sino que también la magia y el misterio que encierra una fotografía antigua, de la cual sólo vemos lo que los haluros de plata nos muestran, este parque es una captura tridimensional que nos muestra hoy, el paisaje de hace miles de años, es decir periodos del Terciario y el Cuaternario, y por vestigios de ciertos componentes leñosos de flora que provienen del periodo de Paleógeno y que corresponderían a los linajes tropicales autralasianos que poblaron el sur del continente antes del despiece de Gondwana occidental, por cierto que bajo otras condiciones climáticas más lluviosas y cálidas que el actual paisaje semiárido del norte chico.

La segregación de los espectros florísticos característicos de los bosques subtropicales actuales de Chile, es decir, tanto de los relictos de neblina (tipo FJ) como del Bosque Esclerófilo de Chile central, se habría producido durante el calentamiento climático del Mioceno, a partir de las Paleofloras Mixtas de Chile central, que perdieron gran parte del elemento austral-antártico frío y se enriquecieron con aportes de linajes Neotropicales durante un período de continuidad con las floras del subtrópico Sudamericano (pre-levantamiento final de los Andes). Este período se habría caracterizado por un clima cálido y un régimen pluviométrico biestacional, con lluvias invernales procedentes del oeste y lluvias estivales del este. A finales del Terciario, la conjugación de una serie de eventos, tales como la glaciación de la Antártica occidental y Patagonia, formación de la Corriente fría de Humboldt y levantamiento final de los Andes, determinaron el desarrollo de la “Diagonal Árida” de Sudamérica, la cual habría sido causante de: a) el desmembramiento de los bosques subtropicales Terciarios del cono sur de América y su restricción a los márgenes Pacífico y Atlántico del continente; b) fragmentación y contracción del margen norte de los bosques subtropicales de la costa Pacífica, debido al aumento de la aridez en el Desierto de Atacama; c) expansión de los bosques subtropicales del tipo esclerófilo en Chile central, producto del efecto de “barrera” de los Andes al flujo de los vientos húmedos de fuente Amazónica.

 

 

Paralelamente, el paulatino levantamiento tectónico de las Alturas de Talinay, formación donde se encuentra hoy el bosque de FJ, en el Pleistoceno temprano a medio, proporcionó un refugio propicio para la persistencia de los remanentes más boreales del bosque subtropical, i.e., bosque de FJ. Postulamos que, con posterioridad, el aislamiento gradual de la cadena de bosques relictos del Norte Chico, al sur de FJ, se produjo desde el norte hacia el sur, como lo sugieren los patrones latitudinales de afinidad florística y edáfica.

Durante los repetidos y prolongados períodos glaciales del Pleistoceno, los desplazamientos hacia el norte de los vientos del oeste, y concomitantes cambios de extensión de la Diagonal Árida, determinaron climas más húmedos y fríos en Chile central-sur. Probablemente, las condiciones más húmedas de los períodos glaciales 4 permitieron la subsistencia y continuidad de la comunidad boscosa relictual (olivillo) a lo largo de la costa de Chile centro-norte, aunque la paulatina incorporación de los componentes esclerófilos y valdivianos habrían alterando su flora y estructura vegetal. En contraste, los períodos interglaciales como el actual representaron marcados incrementos de aridez que acentuaron las discontinuidades de la comunidad costera de olivillo. La expansión del matorral semi-árido y restricción de los bosques relictos a cimas de cerros con neblina permanente, habría conducido tempranamente a la pérdida de los eslabones que conectaban FJ con Chile central, como lo demuestra la ausencia de elementos del Bosque Esclerófilo en los relictos del Norte Chico. La pérdida de especies, asociada a la reducción del área y fragmentación de los manchones de bosques relictos, habría determinado la fuerte dominancia actual del olivillo, una especie “pre-adaptada” a las condiciones de sequía.

Hoy la conservación de estos bosques relictos hidrófilos está a cargo de Conaf, al llegar nos encontramos con un paisaje mítico donde un océano de nubes cubre el mar y se montan sobre los cerros que vertiginosamente se precipitan hasta las aguas del pacífico. La camanchaca alimenta perpetuamente a los Canelos (Drimys winteri) olivillos (proustia baccharoides) tepas (Laurelia philppiana) y una gran variedad de helechocs (Blechnum sp.)

 

Fuente 

Historia Natural del Parque Nacional Bosque Fray Jorge

Francisco A. Squeo, Julio R. Gutiérrez & Iván R. Hernández Editores 2004 

Agradecimientos a CONAF

Revista BIOMA 2023

 

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